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Voluntariado de la Casa de San Antonio

La racionalidad de la gratuidad


Si nos olvidamos de la fe, estamos expuestos al chantaje del resultado de nuestro actuar, porque cuando nuestro actuar muestra su desproporción con la necesidad, uno se enfada.

Si no se entiende que la justicia es la fe, se está expuesto a ese chantaje continuo de la necesidad a la que hay que responder, que es la ideología, y la desproporción de nuestro resultado se vuelve testarudez rabiosa, o bien uno se desalienta.


El hombre no puede realizar la justicia; éste es el concepto fundamental de la antropología cristiana, que se llama pecado original. El hombre no puede realizarse a sí mismo. El hombre nuevo no es autógeno, ha sido hecho, es parte de un designio de otro que se nos ha revelado.

Es necesario que descubramos la profunda racionalidad que tiene la gratuidad que nace de nuestra amistad; no es un problema de organización, sino de que haya un grupo de gente amiga entre ellos, gratuitamente decidida. Esto explica la profunda racionalidad de la gratuidad: ya no podemos realizar una ayuda que no sea juicio. La racionalidad de la gratuidad viene dada por el hecho de que la gratuidad nace de un juicio sobre lo que soy, es la libertad del hombre nuevo, es la ley de mi naturaleza, la expresión de cómo percibo mi persona en la relación con su destino.

Por una parte, la racionalidad de la gratuidad está en el hecho de que el compromiso.

La gratuidad en la que nos comprometemos, nace de la verdad de nosotros mismos: es una necesidad de mi vida, de mi persona, querer a mis compañeros, aunque ellos no lo entiendan, no se den cuenta.

Por otra parte, este compromiso de amar a mis compañeros me hace crecer, me hace madurar, me hace más capaz de juzgar, de afrontar las cosas de una manera distinta.

Por ello, la gratuidad es racional. Si no percibís la raíz racional de la gratuidad, dejaréis de practicarla, tarde o temprano.

¿Cuál es entonces el camino por el que moverse? Lo primero, no le quitéis importancia, porque es cien veces más importante de lo que pensáis, es mendigar a Dios llegar a ser así, es mendigar al Espíritu: se llama rezar. Cuando rezas ¿qué pides? Mendigar a Cristo llegar a ser así, porque la fuerza del hombre y de la historia es Cristo. Es su Espíritu. Hace falta mendigar ser así. En segundo lugar hace falta estar junto a las personas que ya son así.


Sinteticemos:

  • Siendo la gratuidad la ley, el hombre no es libre, no es él mismo sino en la gratuidad. La naturaleza del hombre verdadero es la gratuidad, su dinamismo es la gratuidad. No se entiende la racionalidad de la gratuidad si no se va hasta el fondo. La palabra racionalidad es el fenómeno de la naturaleza en el que ésta toma conciencia de ser relación con el Infinito, relación con Dios, con el Misterio, es decir, con su destino. Sin la conciencia de esta relación con el destino no hay relación de gratuidad, ni con lo que tengo delante ni con la persona que más quiero; sin esta conciencia, cuanto más amo menos gratuito soy. Y la palabra amar, por tanto, se hace equívoca.
  • Si uno tiene este sentimiento de sí, esta autoconciencia, se pone ante lo que sea con gratuidad, que no es otra cosa que la expresión libre de sí frente a todos, una expresión que se traduce en juicio sobre todo, y que te permite ser libre de todos los condicionamientos.

¿Qué quiere decir comprometerse?

  • Una capacidad de atención, una sensibilidad frente a la necesidad.
  • Un juicio sobre la necesidad, es decir, una percepción con el poco o mucho análisis que haga falta, que permita crear una hipótesis de intervención, por tanto un proyecto, un juicio operativo.
  • Un intento práctico que nace de esta sensibilidad y de este juicio operativo.
  • Un uso de toda la compañía, es decir, de toda la colaboración posible, para que el efecto de este intento sea más verdadero.

Formación de voluntarios


Todas las acciones que realizamos son para nuestra propia educación en la caridad. Por esto, la actividad formativa de los que componemos el equipo de voluntarios de la asociación, tiene una importancia fundamental para nosotros.


Desarrollamos permanentemente un programa formativo común para todos los voluntarios y trabajadores de la asociación, que tiene sesiones mensuales y que llamamos Escuela de Caridad. Además, nuestros voluntarios participan en sesiones formativas específicas a las actividades que desarrolla.


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